Descanse en Paz

Fallece el vigilante jurado de Son Espases que resultó herido en el primer temporal
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José Manuel Ruiz Cuevas, de 45 años, se convirtió ayer en la segunda víctima mortal de las fuertes tormentas que han azotado Mallorca en las últimas dos semanas. El hombre resultó herido cuando la violenta tempestad del pasado día 4 de este mes le sorprendió en la caseta del hospital de Son Espases, donde trabajaba como vigilante, en la que se había refugiado del temporal. El viento huracanado se llevó el habitáculo y la víctima salió despedida y padeció heridas de extrema gravedad. Los médicos del hospital Son Dureta, en cuya UCI permanecía ingresado, le sometieron a varias intervenciones quirúrgicas y el pasado sábado tuvieron que amputarle un brazo, pero el hombre no pudo superar las lesiones y ayer por la tarde falleció.

Se trata de la segunda persona que muere a consecuencia de las dos grandes tormentas que se han cebado con Mallorca en este mes de octubre, después de que anteayer muriera una turista danesa de 22 años al verse sorprendida por la crecida de un torrente en Puigpunyent. La mujer, Camile Tedersen, circulaba en un coche de alquiler junto a su pareja y el hijo de ambos, de dos años, y fue arrastrada por la riada al apearse del turismo.

Más de cien incidentes

Este fue el incidente más grave de la tromba de agua caída el miércoles, pero no el único. Los bomberos de Palma realizaron un total de 110 intervenciones en 24 horas, de las cuales 60 fueron achiques en calles, viviendas y locales inundados, según informó ayer un portavoz del cuerpo. Las actuaciones más costosas se llevaron a cabo en las instalaciones del Palma Arena, en cuyo sótano se acumuló casi medio metro de agua, y el puente de Son Oliva, donde se alcanzaron los dos metros y medio. Ambos servicios se prolongaron hasta bien entrada la madrugada de ayer.

También sucumbió al aguacero la estación ferroviaria Intermodal, en la Plaza de España, especialmente las vías del tren de Inca. Fue preciso achicar agua también en las clínicas Palmaplanas y Rotger, así como el colegio Eugeni López, que tuvo que ser desalojado.

Además, los bomberos de Palma tuvieron que retirar ocho árboles que habían caído sobre la vía pública en varios puntos de la ciudad y rescataron a dos personas que habían quedado atrapadas en el interior de ascensores por cortes en el suministro eléctrico durante la tormenta. En total, 60 bomberos trabajaron durante entre las ocho de la mañana del miércoles y la misma hora de ayer para atender los más de cien incidentes que surgieron a lo largo de la jornada. Respecto a los daños materiales, la peor parte fue para las embarcaciones que estaban amarradas junto a la desembocadura de sa Riera, junto al Paseo Marítimo. La violencia del agua en ese punto hundió al menos cuatro llauts. Otros tantos vehículos sufrieron daños al caer un muro en un aparcamiento.

En la Part Forana, los bomberos realizaron 19 intervenciones, especialmente en Puigpunyent y Esporles, por los problemas causadas por la tromba de agua. La rutina regresó ayer a Mallorca, que ha vivido en apenas quince días dos de las tormentas más violentas de los últimos años.



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